Ayer fue un día especial, un día cargado de emociones, de recuerdos y de orgullo. Nos reunimos para celebrar no solo un logro académico, sino una etapa de crecimiento, esfuerzo y compañerismo que quedará grabada en el corazón del alumnado de 4º de la ESO.
Han sido años de retos, de risas compartidas, de momentos que han forjado vuestro carácter e identidad. Desde aquellos primeros días en infantil donde todo parecía nuevo, hasta hoy, donde miráis atrás y véis cuanto habéis evolucionado, no solo como alumnos, sino como personas.
En La Salle Griñón, no solo os hemos enseñado matemáticas, literatura o ciencias; os hemos acompañado en vuestro camino. Cada proyecto, cada examen, cada actividad extraescolar ha sido una pieza más en este puzzle que hoy celebramos.
La insignia de hoy no es solo un símbolo, es un reconocimiento a vuestra perseverancia, a las horas de estudio, a los nervios antes de los exámenes, a las alegrías de los trabajos en equipo y a los sueños que han ido construyendo día a día. Llevadla con orgullo, porque representa todo lo que habéis superado y el brillante futuro que os espera.
A las familias, gracias. Gracias por confiar en nosotros, por ser el pilar que sostiene a estos jóvenes y por celebrar cada uno de sus logros. Este momento también es suyo.
Hoy no decimos adiós, sino hasta pronto. Porque, aunque algunos seguirán su camino en otras etapas educativas, La Salle Griñón siempre será su casa.
¡Enhorabuena, campeones! Que esta insignia os recuerde siempre que sois capaces de alcanzar vuestras metas.
¡Viva Jesús en nuestros corazones!
¡Por siempre!